Nadie camina despacio,
ella se siente sóla.
Nadie baja las escaleras del paseo que recorre la orilla del mar,
ella va con
Nadie. Ella y
Nadie están perdidas en un lugar que no conocen. Las últimas luces del día, amenazan con hacer dormir la ciudad.
Ella no está del todo sóla, tiene a
Nadie.
Nadie le quiere, y ella sólo quiere a Nadie.
Todos dicen que ella es nadie.
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